La abstinencia es un gesto penitencial en el que los fieles se privan o abstienen voluntariamente de comer carne.
Proviene de la palabra del latín "abstinentia" y al realizar este sacrificio la persona hace –en espíritu, alma y cuerpo– un acto de reparación por el daño ocasionado por el pecado y para el bien de la Iglesia.
El Código de Derecho Canónico indica que "todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia", con el fin de que "se nieguen a sí mismos".
"Para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad", señala el canon 1249.
Por lo tanto, a partir de los 14 hasta los 59 años de edad, los católicos deben practicar la abstinencia todos los viernes del año en honor a la Pasión de Cristo, a menos que este día coincida con una solemnidad; en el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
En el Canon 1253, la Iglesia señala que cada Conferencia Episcopal puede determinar los modos de observar el ayuno y la abstinencia, así como "sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad".