Presentan lema y logo de la visita del Papa Francisco a Bosnia-Herzegovina

El pasado 16 de marzo los Obispos de Bosnia visitaron el Vaticano con motivo de su visita ad limina apostolorum, ocasión que el Papa aprovechó para invitarlos a curar heridas, evangelizar y ser padres de todos.

"La sociedad en la que viven tiene una dimensión multicultural y multiétnica, y a ustedes se les ha entregado la tarea de ser padres de todos, a pesar de las dificultades materiales y en la crisis en la que se encuentran", animó el Pontífice.

Además, al anunciar su viaje a Bosnia, el Papa invitó a rezar a los fieles "para que mi  visita a aquella querida población sea de estímulo para los fieles católicos, suscite fermentos de bien y contribuya al consolidación de la fraternidad y de la paz".

Con la desintegración de Yugoslavia, Sarajevo se convirtió en la capital de la independiente República de Bosnia y Herzegovina en 1992, estallando las hostilidades entre las tres nacionalidades principales del país.

Los bosníacos (bosnios musulmanes) y los bosniocroatas de Bosnia y Herzegovina apoyaron la independencia, pero la mayoría de los serbobosnios (un 30 por ciento de la población), apoyados por el resto de los serbios de la antigua Yugoslavia, se opusieron dando lugar a la guerra en un intento de crear la Gran Serbia.

En los primeros años de esa guerra ocuparon un 70 por ciento del territorio bosnio de manera violenta, y se llevó a cabo una cruel y sistemática limpieza étnica consistente sobre todo en la eliminación de musulmanes.

La Guerra de Bosnia se prolongó por varios años, causando la destrucción en la ciudad por los intensos bombardeos y terminó con la Batalla de Bosnia Occidental y la derrota del ejército serbobosnio. La guerra dejó 250.000 muertos y más de 2 millones y medio de refugiados.

Conocida como la "Jerusalén de Europa", Sarajevo tiene más de 305.000 habitantes y una larga historia de coexistencia religiosa entre musulmanes y cristianos, tanto ortodoxos como católicos.