Cada 23 de marzo la Iglesia celebra de manera universal la fiesta de Santo Toribio de Mogrovejo (1538-1606), segundo arzobispo de Lima y patrono del Episcopado Latinoamericano.
Santo Toribio es figura prominente en la historia de la evangelización de los pueblos americanos. Se le reconoce haber sido uno de los más grandes defensores de los indefensos y explotados en los tiempos del virreinato del Perú. Como autoridad eclesiástica, trabajó incansablemente por ver a la Iglesia peruana organizada y unida, realizó extensos viajes pastorales y convocó a varios concilios locales, los que fueron decisivos para la propagación del Evangelio en el Nuevo Mundo.
Excepcionalmente, en el Perú, su festividad se celebra el 27 de abril (Vetus Ordo), día de la traslación de sus reliquias desde Zaña (Lambayeque) hasta la Ciudad de los Reyes (Lima), donde sus restos permanecen en su capilla dentro de la basílica catedral.
Patronazgos: Iglesia, educación, viajes, naturaleza y aventuras
Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo es además patrono de la Arquidiócesis de Lima (Perú) y del municipio de Mayorga (España); de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (Lambayeque, Perú), así como de la Hermandad que lleva su nombre (Rímac, Lima, Perú) y de la Pastoral Misionera de la Parroquia de la Santa Cruz (Provincia de Chaco, Argentina).
Por último, Santo Toribio es el patrono del escultismo, es decir, de los movimientos u organizaciones de niños y jóvenes exploradores (scouting), debido a su espíritu pastoral que lo llevó a recorrer largas distancias y duros territorios con el deseo de estar en contacto directo con los fieles de su vasta jurisdicción. Es muy probable, al mismo tiempo, que Santo Toribio profesara un particular amor por la naturaleza.