Nápoles,
El Papa Francisco llegó a Nápoles (Italia) después de permanecer durante una hora en el Santuario de Pompeya y rezar ante el Santuario del Rosario. Allí invitó a las personas que lo esperaban a rezar un Ave María y a no olvidarse de él.
Una hora más tarde, a las 9:00 a.m. aterrizó en helicóptero en el campo deportivo de Scampia, el barrio controlado por la mafia conocida como la Camorra en donde el alcalde de Nápoles le entregó las llaves de la ciudad como muestra del afecto de la los ciudadanos por él.
Allí el Papa habló del sistema económico actual que descarta a los últimos y habló de manera muy dura de la corrupción. "Una sociedad corrupta apesta", subrayó. Precisamente estas palabras las pronunció en uno de los lugares en los que la mafia tiene una mayor actividad.
En la Plaza Juan Pablo II el Pontífice dirigió unas entusiastas palabras a los fieles que se encontraban allí esperándole, contestando también a las preguntas que le hicieron una emigrante filipina, un trabajador y el Presidente de la Corte de Apelación de la Ciudad, en representación de personas de diferentes categorías sociales.
La primera le pidió que dirigiera unas palabras que les recordasen que son hijos de Dios, el trabajador le pidió ayuda para creer en la sacralidad del trabajo en la construcción de la sociedad y el último habló sobre cómo ser buen cristiano y un ciudadano honesto.
"He querido comenzar aquí, desde esta periferia, mi visita a Nápoles", dijo el Papa. "Se ve que los napolitanos no son fríos", señaló entre risas.