VATICANO,
Elegir entre dos caminos, uno que lleva a Dios y el otro que lleva a la perdición, a la ruina y a corrupción. "O tú estás en el camino del amor o estás en el de la hipocresía. O te dejas amar de la misericordia de Dios, o hacer aquello que quieres, según tu corazón, que se endurece cada vez más en este camino".
Cuando uno hace su propia voluntad y no la del Señor, el corazón se endurece. Es la conclusión a la que llegó el Papa Francisco en su homilía de la mañana, en la capilla de la residencia de Santa Marta.
"En la Iglesia, el Señor manda a los santos, son los santos lo que llevan adelante la vida de la Iglesia: son los Santos. No son los poderosos, no son los hipócritas: no, los santos".
"Los santos son aquellos que no tienen miedo de dejarse acariciar por la misericordia de Dios. Y por eso los santos son hombres y mujeres que entienden muchas miserias, muchas miserias humanas y acompañan al pueblo vecino. No desprecian al pueblo".
El Papa recordó que Cristo en un pasaje del Evangelio afirma que "quién no está conmigo está contra mí". "O eres santo o vas por el otro camino. Quien no recoge conmigo, dejas las cosas... No, es peor: se dispersa, se arruina. Es un corruptor, que corrompe".
El Santo Padre dijo además que "nosotros hacemos nuestra voluntad, pero haciendo esto en el camino de la vida seguimos un camino de endurecimiento: el corazón se endurece, se petrifica, y la Palabra del Señor no entra. Y el pueblo se aleja".