VATICANO,
"Somos ministros de la misericordia gracias a la misericordia de Dios; no debemos perder nunca esta mirada sobrenatural que nos hace de verdad humildes, acogedores y misericordiosos hacia todo hermano y hermana que pide confesarse".
El Papa Francisco explicó así la misión del sacerdote en el Sacramento de la Reconciliación durante su discurso a los miembros de la Penitenciaria Apostólica a los que recibió el jueves por la mañana en el Vaticano. Este organismo de la Santa Sede se encarga también de la administración de las indulgencias.
El Santo Padre dijo en su discurso que "no olvidemos nunca, sea como penitentes o como confesores, que ¡no existe ningún pecado que Dios no pueda perdonar! Solo aquello que es escondido a la divina misericordia no puede ser perdonado, como quien se oculta del sol no puede ser iluminado ni recibir calor".
"Los sacramentos, como sabemos, son el lugar de la proximidad y de la ternura de Dios para los hombres; ellos son el modo concreto que Dios ha pensado para venir a nuestro encuentro, para abrazarnos, sin avergonzarse de nosotros y de nuestro límite".
El Santo Padre aludió a la Reconciliación como el sacramento que "muestra con especial eficacia el rostro misericordioso de Dios: lo concretiza y lo manifiesta continuamente, sin detenerse".
El Papa subrayó que este Sacramento es "un don de Dios" y subrayó tres exigencias: "vivir el Sacramento como medio para educar a la misericordia; dejarse educar por cuanto celebramos; custodiar la mirada sobrenatural".