ROMA,
Hace 14 años el entonces Arzobispo de Buenos Aires (Argentina), Jorge Mario Bergoglio, recibía la birreta púrpura cardenalicia de manos de San Juan Pablo II. Hoy también celebramos a San Pedro Damián, conoce algunas características pastorales similares de ambos.
El Cardenal Bergoglio es conocido en Argentina por haber llevado siempre una vida muy austera. Vivía solo en un departamento sencillo, en el segundo piso del edificio de la Curia, al lado de la Catedral, y fue un enérgico defensor de los argentinos durante la crisis económica.
Se sabe que solía cuidar personalmente a sacerdotes ancianos y enfermos de la diócesis de Buenos Aires e incluso pasó noches enteras ofreciendo asistencia en los hospitales de la ciudad.
Siempre trató de mantenerse alejado de las cámaras y conservar un perfil bajo. En Buenos Aires viajaba en transporte público -metro (tren subterráneo) y autobuses- como cualquier sacerdote, siempre vistiendo sotana. Con frecuencia confesaba en la Catedral.
Cuando fue creado Cardenal no se compró vestimenta nueva sino que ordenó arreglar la que usaba su antecesor el Arzobispo Quarracino.
Para la ceremonia de inicio del pontificado, el Papa Francisco pidió a los argentinos que no gasten dinero en el viaje a Italia, sino que más bien eso fuera donado a los más necesitados. En febrero de 2001 ya había hecho exactamente lo mismo y como resultado la comitiva que lo acompañó, siendo de una de las ciudades más importantes de América Latina, fue la más pequeña de todas y los más necesitados recibieron el aporte de aquellos que dejaron de viajar.