VATICANO,
El Señor no se cansa nunca de tener misericordia de cada persona y ofrece una vez más su perdón. Es la idea base que guió la homilía del Papa Francisco en la celebración de la Eucaristía y de la imposición de la ceniza, que aludió también a los hipócritas y su incapacidad para llorar.
Comienza el tiempo de Cuaresma y, como es tradición, el Papa Francisco acudió a primera hora de la tarde del miércoles a la celebración de la imposición de la ceniza. Antes, el Santo Padre visitó la Iglesia de San Anselmo en el monte Aventino, en Roma, donde tuvo un momento de oración, seguida de la procesión penitencial hacia la Basílica de Santa Sabina.
"El Señor no se cansa nunca de tener misericordia de nosotros, y quiere ofrecernos todavía, una vez más, su perdón, invitándonos a volver a Él con un corazón nuevo, purificado del mal, para tomar parte de su alegría", afirmó el Pontífice.
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Pero, "¿cómo acoger esta invitación?', preguntó. "Nos lo sugiere San Pablo en la segunda lectura de hoy: 'Les suplicamos en nombre de Cristo: déjense reconciliar con Dios'".
"Saben hermanos -ha dicho improvisando- que los hipócritas no saben llorar, han olvidado cómo se llora. No piden el don de las lágrimas".