MADRID,
La reciente ordenación de Libby Lane el 26 de enero, la primera mujer obispo de la Iglesia anglicana en Inglaterra ha sorprendido a la opinión pública. Dos exanglicanos y ahora católicos, así como un representante laico del Reino Unido analizan las repercusiones ecuménicas de este hecho.
"En la Iglesia anglicana el sacerdocio es algo más parecido a un trabajo o a una carrera que a una llamada o vocación, por eso como los hombres y las mujeres pueden hacer los mismos trabajos, desde la perspectiva anglicana también pueden ser sacerdotes", dice a ACI Prensa el exministro anglicano y ahora católico William Johnstone.
"Desde la antropología católica los hombres y las mujeres también son iguales, pero tienen roles diferentes, absolutamente necesarios e igualmente importantes. Un hombre es un padre y una mujer una madre, son iguales pero distintos. Está escrito en nuestra biología ", precisa luego.
El P. Ed Tomlinson, del Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham (la estructura creada por Benedicto XVI para recibir masivamente a los anglicanos que piden ser acogidos en la Iglesia Católica) comparte que el hecho de que haya tomado unos 30 años en ordenar a mujeres obispo que ya eran sacerdotes en la Iglesia anglicana demuestra que se trata de un tema muy complicado y que verdaderamente importa a los anglicanos, conscientes de las repercusiones que tiene en relación con las demás confesiones cristianas.
Iguales en dignidad pero con distintas funciones