MANILA,
Se llama Neofil, tiene 41 años y nació en Tacloban -la zona más castigada por el tifón Yolanda (Haiyan) en 2013- y fue ordenado sacerdote en 2011. Actualmente es vicario parroquial en la Parroquia Santa Clara de Montefalco, en Manila (Filipinas).
Los que le conocen coinciden en que es bromista y muy alegre. A la vista de su sonrisa permanente, nadie podría saber que en noviembre de 2013 vivió los días de mayor sufrimiento y amargura de su existencia.
La familia de Neofil fue una de las miles de víctimas del tifón Yolanda, que mató a más de 8 mil personas en Filipinas e hirió a otras miles.
"Días antes de que llegase, dijeron que se acercaba un tifón muy fuerte, pero más tarde me dijeron que el tiempo era bueno y estaba tranquilo. Sin embargo, a las siete de la mañana cambió", cuenta Neofil a ACI Prensa.
"Cuando llegó el huracán yo me encontraba en la parroquia y celebré Misa llorando. Me pasé toda la mañana llorando porque pensaba que mi familia había muerto, puesto que intenté comunicarme con ellos, pero no funcionaban los teléfonos", recordó conmovido.
El sacerdote relató que "mis padres y mis hermanas más jóvenes se encontraban en casa y cuando llegó Yolanda se escondieron en el baño. Después de esto no había luz, ni agua, ni nada".