VATICANO,
El último Ángelus antes del inicio del viaje del Papa Francisco a Sri Lanka y Filipinas tuvo como centro la fiesta del Bautismo del Señor que, como explicó el Santo Padre, concluye el tiempo de Navidad.
Por ello, destacó, "un cristiano y una comunidad que están 'sordos' a la voz del Espíritu Santo, que lo condujo a llevar el Evangelio a los confines de la tierra y de la sociedad, se convierten también en un cristiano y una comunidad 'muda' que no hablan y no evangelizan".
"Colocar bajo la acción del Espíritu Santo nuestra vida de cristianos y la misión, que todos hemos recibido en virtud del Bautismo, significa encontrar la valentía apostólica necesaria para superar fácilmente las comodidades mundanas", dijo.
Francisco pidió a todos que recen a menudo al Espíritu Santo "porque nos ayuda, nos da fuerza, nos da la inspiración y nos hace ir adelante".
Francisco hizo referencia a las palabras del profeta Isaías -"¡Si rasgaras el cielo y descendieras las montañas se disolverían delante de ti!- para indicar que esta invocación se escuchó en el Bautismo de Jesús. De esta manera "terminar el tiempo de 'los cielos cerrados' que señalan la separación entre Dios y el hombre, como consecuencia del pecado".
"El pecado aleja de Dios e interrumpe el lazo entre la tierra y el cielo, lo que causa nuestra miseria y el fracaso de nuestras vidas. Los cielos abiertos indican que Dios dio su gracia para que la tierra dé sus frutos".