Cada 7 de enero la Iglesia Católica celebra a San Raimundo de Peñafort, presbítero y clérigo dominico, prolífico escritor y hombre de leyes -razón por la cual se le considera patrono de los juristas católicos-.
Raimundo, cuyo nombre significa en germánico “protegido por el consejo divino”, nació alrededor de 1175 en Peñafort, Barcelona (España). Desde muy joven destacó por su inteligencia y disposición para el estudio.
Con solo 20 años obtuvo una cátedra de filosofía, lo que puede ser considerado el inicio precoz de una brillante carrera intelectual. Sin embargo, Raimundo entendió que los cargos importantes y los menesteres que estos implican requieren de mucha sencillez y espíritu de servicio.
“Contemplad al autor y mantenedor de la fe, a Jesús, quien, siendo inocente, padeció por obra de los suyos”, escribió Raimundo cuando ya pertenecía a la Orden de Predicadores (dominicos), manifestando con claridad cuál era la prioridad de su vida.
El centro de sus días era contemplar a Jesús en la oración, algo que supo combinar muy bien con el estudio y la acción. Siendo un hombre dedicado a las letras -muchos de sus escritos poseen fama inmortal- también fue un gran pastor y evangelizador.