MADRID,
Oración, acciones concretas y saber que no han sido olvidados, es lo que los cristianos iraquíes necesitan de sus hermanos católicos occidentales, afirmó Raad Salam, católico caldeo nacido cerca de Mosul (Irak), y catedrático universitario durante una conferencia realizada en Madrid (España).
Salam señaló esto en el ciclo de conferencias celebrado recientemente en la parroquia de los Padres Carmelitas de Ayala (Madrid), y organizado por la Fundación Tierra Santa. Salam Naaman es profesor universitario y doctor en Filología Árabe y Estudios Islámicos, refugiado político en España desde 1991 y nacionalizado español en 1999.
En su ponencia aclaró que no guarda "odio ni rencor" a los musulmanes, porque es deber del cristiano "perdonar al enemigo y rezar por quienes te persiguen". Recordó que ha sufrido varias detenciones por denuncias de radicales islámicos y golpizas. Además fue obligado a participar como soldado en la guerra con Irán y en la del Golfo Pérsico. Asimismo, sufrió el asesinato de hasta 25 personas de su familia y de varios amigos (entre ellos el editor de su tesina de licenciatura, considerada "ofensiva" por los islamistas) y un atentado personal en 1990 en el que murió un primo suyo al interponerse entre él y los disparos.
Su propio padre fue asesinado tras la caída de Sadam Hussein y la implantación del actual régimen chiita. "Todos los cristianos de Irak tienen una historia similar a la mía, o peor", puntualizó.
Raad Salam recordó que los cristianos son "los habitantes originales de Irak, descendientes de los antiguos mesopotámicos, sirios y caldeos". La región fue evangelizada por el apóstol Santo Tomás, llamado Dídimo, y dos de sus discípulos, pero en el siglo III padecieron una cruel persecución por parte de los persas.
"Los musulmanes llegaron en el año 637, cuando el califa Omar conquistó Persia. Se encontraron que allí había judíos y cristianos y para saber qué hacer con ellos acudieron al Corán: los obligaron a pagar tributos y se recrudeció la persecución", señaló.