VATICANO,
El Papa Francisco dirigió este jueves su mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) con ocasión de la fiesta de Navidad, en la que denunció que junto a las lágrimas del Niño Jesús están las lágrimas de los niños víctimas del aborto y de las guerras, cuyo "silencio impotente grita bajo la espada de tantos Herodes. Sobre su sangre campea hoy la sombra de los actuales Herodes".
El Papa Francisco impartió a las 12 horas de Roma la tradicional bendición donde también recordó a los cristianos perseguidos y todos aquellos que sufren conflictos en Irak, Siria, Ucrania y países de África. También dedicó palabras a las "víctimas de la epidemia de ébola, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea".
A continuación, el mensaje completo del Papa Francisco durante la Bendición Urbi et Orbi en la Solemnidad de Navidad:
Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Navidad! Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Navidad!
Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, nos ha nacido. Ha nacido en Belén de una virgen, cumpliendo las antiguas profecías. La virgen se llama María, y su esposo José.
Son personas humildes, llenas de esperanza en la bondad de Dios, que acogen a Jesús y lo reconocen. Así, el Espíritu Santo iluminó a los pastores de Belén, que fueron corriendo a la cueva y adoraron al niño. Y luego el Espíritu guio a los ancianos Simeón y Ana en el templo de Jerusalén, y reconocieron en Jesús al Mesías. «Mis ojos han visto a tu Salvador – exclama Simeón –, a quien has presentado ante todos los pueblos».