Hoy celebramos el Cuarto Domingo de Adviento y la Iglesia nos invita a contemplar a María Virgen, pronta a dar a luz.
Ella, desde aquel "¡Sí!" con el que respondió al ángel el día de la Anunciación, empezó a preparar su humilde hogar al mismo ritmo con el que iba preparando el corazón para acoger a su Hijo Jesús, el Salvador.
Y, ahí no queda todo. La Doncella de Nazareth no se queda ensimismada, apartada de las necesidades de los demás: sale al encuentro de su prima Isabel sin temor, llevando a su bebé, Jesús, en el vientre. La "Virgen del Adviento" acude en ayuda de quien está en necesidad. Todo el amor del mundo se está gestando en el vientre de María. ¡Benditos nueve meses!
Así, con consideraciones como estas, la Iglesia, en su sabiduría, nos recuerda que es Ella, María Santísima, quien nos abre de par en par las puertas de la Navidad. Ella es la garantía de que podemos alcanzar el cielo.
Sugerencia práctica
Es hora de acudir a la Virgen María. Ella está por dar a luz y lleva nada menos que a Dios en su vientre. Ese niño será reconocido como el Salvador de las Naciones. ¡Cuánto gozo habrá experimentado la Madre de Dios!