Hoy, 24 de diciembre, celebramos el Cuarto Domingo de Adviento y la Iglesia nos invita a contemplar a María Virgen, a punto de dar a luz.
Ella, desde aquel "¡sí!" con el que respondió al ángel el día de la Anunciación, empezó a preparar su humilde hogar al ritmo con el que iba preparando también el corazón para acoger a su Hijo Jesús, el Salvador.
Y, ahí no queda todo. La Doncella de Nazareth no se queda ensimismada, no se aparta de la realidad: sale al encuentro de su prima Isabel sin temor, llevando a su bebé, Jesús, en el vientre. La "Virgen del Adviento" acude en ayuda de quien está en necesidad.
¡Benditos nueve meses de gestación! Todo el amor del mundo se iba gestando en el vientre de María.
A partir de consideraciones como estas, la Iglesia, en su sabiduría, nos recuerda que es María Santísima, quien nos abre -de par en par- las puertas de la Navidad. Ella es puerta y medio para alcanzar el cielo.