SANTIAGO,
El 15 de diciembre entró en discusión un proyecto de ley que busca aumentar en cinco días las vacaciones para los trabajadores del ámbito público y privado. Para efectos de esta iniciativa, parlamentarios proponen eliminar cuatro días de feriados legales de los cuales tres son religiosos.
Estos feriados son: la Solemnidad de San Pedro y San Pablo (29 de junio), la Solemnidad de la Asunción de la Virgen (15 de agosto) y la Solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre).
Si bien la Iglesia manifestó su aprecio por mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, también se refirió a los efectos que una medida de este tipo podría tener para los católicos del país.
En la exposición que realizó el Padre Andrés Moro, Vicario de los Trabajadores, en representación de la Conferencia Episcopal de Chile, destacó "el vínculo histórico que tienen con la comunidad estas festividades, más aún considerando que Chile es un país 'mariano', devoto de la Virgen María".
En conversación con ACI Prensa el sacerdote que expuso esta postura ante la Cámara, dijo que "claramente los 800 mil peregrinos que fueron al Santuario de la Virgen de Lo Vásquez y las cerca de 2 millones de personas que se movilizaron en Chile para la Solemnidad de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre, nos muestran que hay un movimiento que se vería muy afectado si no fuera un feriado civil, y eso está de acuerdo con la Constitución política que permite justamente, y facilita la expresión religiosa de los ciudadanos".
"Creemos que tocar esas fiestas ocasiona en primer lugar un daño cultural importante, porque estas tradiciones de religiosidad popular alcanzan, en el pueblo chileno, incluso mucho más allá de quienes profesan la fe católica", expresó el sacerdote ante la comisión.