VATICANO,
El Papa Francisco ha vuelto a acudir a la periferia, esta vez de Roma. En la tarde del domingo realizó su octava visita a una de las parroquias de la capital. Se trató de la parroquia de San José en el Aurelio, un barrio popular de Primavalle. Llegó alrededor de las 16 horas y se encontró con varios grupos de personas, confesó a varios fieles y celebró la eucaristía.
Durante la homilía de la Misa que celebró en el tercer domingo de Adviento, el domingo de gaudete o de la alegría, el Pontífice denunció con energía que el consumismo en Navidad no es la verdadera alegría: "no a la alegría del consumismo que nos lleva al 24 de diciembre a todos con ansiedad, porque pensamos: 'Ah, me falta esto....'. "No, esta no es la gloria de Dios".
Para el Papa "la alegría de la Navidad es una alegría especial que no es sólo para el día de Navidad, es para toda la vida del cristiano. Es una alegría serena, tranquila, una alegría que acompaña siempre al cristiano. Incluso en los momentos difíciles, de dificultad, esta alegría se convierte en paz. El cristiano no pierde nunca la paz, cuando es un verdadero cristiano, incluso en los sufrimientos. Esa paz es un don del Señor''.
Habló también de cómo se encuentra la alegría en la vida cristiana: "La encontramos en la oración y en dar las gracias a Dios" y alertó contra la gente que siempre se está lamentando.
Uno de los grupos con los que se encontró primero fue el de niños recién bautizados y a sus padres. después de revelar que fue bautizado un 25 de diciembre, justo ocho días después de haber nacido, como era la costumbre en aquellos años, Francisco pidió a todos que rezasen por él porque le hace mucha falta.
''Quiero deciros algo: Los niños lloran, hacen ruido, van de un sitio a otro... Y a mi me da mucha rabia cuando en la iglesia un niño llora y la gente quiere que salga. ¡No!. Es el mejor sermón. El llanto de un niño es la voz de Dios. ¡Nunca, nunca, hay que echarlos de la Iglesia!'", dijo el Santo Padre como ya ha señalado en anteriores ocasiones.