ESTAMBUL,
El Papa Francisco participó esta mañana en la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo en la Iglesia de San Jorge del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, junto a Bartolomé, y señaló que la ansiada unidad de los cristianos está siendo pedida por los jóvenes, los pobres y las víctimas de los conflictos.
Hoy se celebra la fiesta de San Andrés Apóstol, patrono de Turquía y del que es sucesor el Patriarca Bartolomé I. La ceremonia se extendió por cerca de dos horas al dar comienzo a las 9,30 horas local y finalizar a las 11,30 horas de Estambul. Se celebró en un clima de extraordinaria solemnidad y contó con oraciones cantadas en griego. El Santo padre participó atento de la celebración desde un lugar destacado.
Al finalizar la celebración, el Papa Francisco y el Patriarca han pronunciado unas palabras. El Pontífice ha expresado que estar allí es "una gracia singular que el Señor me concede" y recordó cómo en Buenos Aires en sus años de Arzobispo participó en más de una ocasión en la Divina Liturgia de las comunidades ortodoxas de la ciudad. Habló una vez más sobre la comunión entre las dos Iglesias y destacó que "encontrarnos, mirar el rostro el uno del otro, intercambiar el abrazo de paz, orar unos por otros, son dimensiones esenciales de ese camino hacia el restablecimiento de la plena comunión a la que tendemos".
"Para nosotros la verdad es la persona de Jesucristo" y "la vida cristiana es una experiencia personal, un encuentro transformador con Aquel que nos ama y que nos quiere salvar. También el anuncio cristiano se propaga gracias a personas que , enamoradas de Cristo, no pueden dejar de transmitir la alegría de ser amadas y salvadas", dijo el Papa.
Para Francisco, no es casualidad que unos días después de la celebración del 50 aniversario de la promulgación del Decreto del Concilio Vaticano II sobre la búsqueda de la unidad de los cristianos, la Unitatis redintegratio, se hayan encontrado en Turquía. "Con aquel decreto la Iglesia reconoce en particular que las Iglesias ortodoxas 'tienen verdaderos sacramentos, y sobre todo, en virtud de la sucesión apostólica, el sacerdocio y la eucaristía, con los que se unen aún con nosotros con vínculo estrechísimo".
En opinión de Francisco, "es de suma importancia conservar y sostener el riquísimo patrimonio de las Iglesias de Oriente" y el restablecimiento de la plena comunión "no significa sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno, para manifestar a todo el mundo el gran misterio de la salvación". Así, "la Iglesia no pretende imponer ninguna exigencia". Según el Papa, las voces de los pobres, las víctimas de los conflictos y de los jóvenes se alzan para pedir esta comunión.