CARACAS,
Tras los sucesos del pasado 26 de noviembre en la cárcel de Uribana en el estado de Lara en donde fallecieron 35 reos y otros 145 resultaron afectados por una intoxicación masiva, los Obispos de Venezuela exigieron al Estado una seria investigación sobre estos hechos y solicitaron a sus compatriotas la oración y la solidaridad con los afectados y sus familias.
Así lo indicó un comunicado de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), presidida por Mons. Roberto Luckert, tras los sucesos en los que los presos se amotinaron en la citada cárcel y en el puesto de salud del lugar "procedieron a ingerir múltiples fármacos tales como antibióticos, antihipertensivos, hipoglicemiantes, antiepilépticos, alcohol absoluto, entre otros".
El director del Observatorio Venezolano de Prisiones, Humberto Prado, dijo que esta intoxicación "se motivó por las propias autoridades" de la cárcel en donde "se venía presentando una situación de múltiples denuncias por malos tratos, torturas, falta de alimentación y atención médica", lo que "obligó" a los presos a comenzar huelgas de hambre.
El comunicado de los obispos venezolanos expresaron su preocupación porque "los recintos penitenciarios, lejos de ser centros formativos de reinserción social, son más bien lugares de hacinamiento, violencia, castigo y represión que deteriora aún más a la persona privada de libertad".
Por ello exhortaron al Estado "para que inicie inmediatamente una investigación completa que clarifique las circunstancias que rodearon las muertes e intoxicaciones de la población privada de libertad".