ESTAMBUL,
El Papa Francisco celebra la Misa en la Catedral católica del Espíritu Santo de Estambul. En su homilía reflexionó en la primera lectura del apóstol San Pablo a los Corintios sobre la diversidad de carismas y de dones que el Espíritu Santo suscita en la Iglesia, así como sobre la necesaria unidad que debe existir entre los cristianos.
El Santo Padre alertó de los particularismos y exclusivismos que pueden aparecer "cuando somos nosotros quienes deseamos crear la diversidad", provocando "división". No obstante, el Espíritu Santo crea "unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior".
Para Francisco, la Iglesia y las Iglesias están llamadas a adoptar "una actitud de apertura, docilidad y obediencia", aunque sea una labor "fatigosa" y sea "más cómodo instalarse en las propias posiciones estáticas".
En la homilía en la Catedral del Espíritu Santo el Pontífice explicó que "los cristianos nos convertimos en auténticos discípulos misioneros, capaces de interpelar las conciencias, si abandonamos un estilo defensivo para dejarnos conducir por el Espíritu" ya que "Él es frescura, fantasía, novedad".
El Papa advirtió también contra la tentación de caer en el "pelagianismo" o en la "ambición y en la vanidad" si las defensas derivan en una confianza excesiva en las propias ideas. En definitiva, "cuánto más nos dejemos guiar con humildad por el Espíritu del Señor, tanto mejor superaremos las incomprensiones, las divisiones y las controversias y seremos signo creíble de unidad".
"El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia" porque "Él da la vida, suscita los diferentes carismas que enriquecen al Pueblo de Dios y, sobre todo, crea la unidad entre los creyentes: de muchos, hace un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo", dijo Francisco.