Creo que el Papa entiende la naturaleza del poder de los medios muy bien. En el libro Sobre el Cielo y la Tierra, el Santo Padre, entonces Arzobispo de Buenos Aires, habla de la forma en la que los medios suelen distorsionar su enseñanza sobre los valores morales dándoles un significado político partidista.
También resalta que los medios suelen acomodar su cobertura a formas con las que traicionan sus propios prejuicios particulares, coberturas que favorecen o resaltan el conflicto en vez de la unidad. En ese libro él resume bien el problema de la parcialidad de los medios, una experiencia similar que muchos obispos de Estados Unidos comparten.
¿Es posible ser pro-vida y al mismo tiempo no pro-pobre? ¿Cree que el mensaje social del Papa Francisco, de acuerdo a toda la tradición de la Doctrina Social de la Iglesia Católica (expresada por ejemplo en la encíclica Quadragesimo anno de Pío XI, en la que el Papa Ratti hablaba sobre el "imperialismo internacional del dinero") necesita ser más asimilada en la Iglesia norteamericana?
He dicho muchas veces y en muchos años que, si ignoramos a los pobres, nos iremos al infierno, literalmente. Ignoramos las necesidades de los pobres al costo de nuestras propias almas. A menos que se impregne de una vigorosa fe religiosa, la cultura norteamericana se convierte muy fácilmente en egoísta e hipermaterialista.
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Esta es una paradoja porque los americanos son, al mismo tiempo, muy generosos.
Generalmente son consideradores como líderes del mundo en encuestas sobre generosidad individual, en términos de tiempo y dinero donado a causas caritativas. Muchos americanos católicos apoyan el mensaje del Papa Francisco sobre el tema de la pobreza.
Cuando él subraya el sufrimiento del pobre, el Santo Padre no se refiere solo a las necesidades prácticas de la gente sobre la pobreza material sino a las necesidades morales de la gente que tiene pobreza espiritual.
Entonces, para responder a su pregunta más directamente. No, no es posible ser pro-vida y al mismo tiempo olvidar el clamor de los pobres.
Pero yo añadiría un pensamiento más: la Evangelium Vitae –"el Evangelio de la Vida"– es una encíclica tan social como la Quadragesimo Anno. Defender al niño no nacido es parte vital de la doctrina social de la Iglesia. Y la doctrina social de la Iglesia está incompleta si no se trabaja activamente en defender al niño no nacido legalmente y en apoyar a las mujeres y a las familias marialmente. El niño no nacido es también parte de los pobres y con frecuencia de los más pobres y los más explotados entre los pobres.
En Estados Unidos, en 2011, más de un millón de niños fueron abortados. En ese mismo espacio de tiempo, unas 3 mil personas murieron de desnutrición. Cada una de estas muertes es una tragedia que exige nuestra atención y todos tenemos el deber de mirar más allá de nuestras fronteras nacionales hacia las necesidades de la justicia social globalmente.