VATICANO,
Cuando "se acumula el pecado se pierde la capacidad de reaccionar y uno comienza a degradarse", advirtió el Papa Francisco en la Casa Santa Marta, donde llamó a los fieles a preguntarse si son corruptos como Babilonia o distraídos como Jerusalén, que no se sentía "necesitada de salvación"; asimismo, los exhortó a no dejarse "asustar por los paganos", porque ellos "tienen su tiempo".
En su homilía de este jueves, el Santo Padre reflexionó sobre Babilonia y Jerusalén, ciudades de las que hablan la Primera Lectura tomada del Apocalipsis y del Evangelio de San Lucas para llamar la atención sobre el fin del mundo.
Francisco señaló que ambas ciudades caen porque "no han acogido al Señor", se han alejado de Él; sin embargo, la caída de cada una "se produce por motivos diferentes".
Babilonia es el "símbolo del mal, del pecado" y "cae por corrupción", se "sentía dueña del mundo y de sí misma". Y cuando "se acumula el pecado se pierde la capacidad de reaccionar y uno comienza a degradarse"; así sucede también con las "personas corruptas, que no tienen fuerza para reaccionar".
"Porque la corrupción te da alguna felicidad, te da poder y también te hace sentir satisfecho de ti mismo: no deja espacio para el Señor, para la conversión. La ciudad corrupta... Y esta palabra, 'corrupción' hoy nos dice tanto a nosotros: no sólo corrupción económica, sino corrupción con tantos pecados diversos; corrupción con ese espíritu pagano, con ese espíritu mundano. ¡La peor corrupción es el espíritu de la mundanidad!", advirtió.
Francisco dijo que esta "cultura corrupta" "te hace sentir como en el Paraíso aquí, pleno, abundante", pero "dentro, esa cultura corrupta es una cultura putrefacta". En el símbolo de esta Babilonia "está toda sociedad, toda cultura, toda persona alejada de Dios, incluso alejada del amor al prójimo, que termina por pudrirse". Y añadió que Jerusalén "cae por otro motivo". Jerusalén es la esposa del Señor, pero no se da cuenta de las visitas del Esposo, "ha hecho llorar al Señor".