Cada 22 de noviembre la Iglesia celebra a Santa Cecilia, Virgen y Mártir, patrona de los músicos y poetas. Se le conoce también como Cecilia de Roma. Su culto se ha extendido universalmente en virtud al relato sobre su martirio, por el que se le considera modelo de mujer cristiana. Ya en el siglo V existía una basílica construida en su honor.
Santa Cecilia (ca. 180/ca.230) es representada generalmente tocando un instrumento musical o cantando.
Alabar a Dios con la música
Se desconoce el año exacto de su nacimiento, pero se cree que vivió entre finales del siglo II (alrededor de 180) e inicios del siglo III. Cecilia nació en el seno de una familia noble convertida al cristianismo.
En su juventud ofreció su virginidad al Señor, como se había hecho habitual entre muchas mujeres cristianas de los primeros siglos; sin embargo, su padre deseaba casarla. Así, contra su voluntad, fue entregada en matrimonio a Valeriano, un joven pagano. El día en que se celebraron las nupcias, con la tristeza por no poder consagrar su vida a Cristo, Cecilia pidió paz y fortaleza al Señor. Mientras los músicos tocaban en la fiesta, ella alababa a Dios con bellos cantos que le brotaban del corazón.
De acuerdo a la tradición, en su noche de bodas, Cecilia dijo a Valeriano que iba a contarle un secreto. Cecilia contó a su esposo que un ángel del Señor velaba por ella: “Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí”.