24 de diciembre de 2024 Donar
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Encierran en jaulas de madera a niños discapacitados en Grecia

La cultura del descarte que con frecuencia denuncia el Papa Francisco tiene entre sus muchas víctimas a los niños discapacitados en Grecia que son encerrados en jaulas de madera en instituciones públicas. En algunos casos casi durante toda su vida.

La BBC hizo un informe sobre la situación de un hogar para niños discapacitados en Lechaina, una ciudad al sur de Grecia. Cuentan el caso de "Jenny", una niña de nueve años que vive enjaulada y que no se queja ante esa situación porque ese es su hogar desde que tenía dos años.

Las malas condiciones de esta institución, que alberga a 60 menores con discapacidad llegaron por primera vez, a oídos de las autoridades hace 5 años cuando un grupo de licenciados europeos pasó varios meses en el centro como voluntarios.

Catarina Neves, portuguesa graduada en psicología, comenta que "el primer día me quedé completamente en estado de shock… Nunca pude imaginar que tuviéramos una situación así en un país europeo moderno, pero lo que más me sorprendió fue que el personal se comportaba como si esto fuera normal".

Los voluntarios escribieron sobre sus experiencias en un documento que enviaron a políticos, funcionarios de la Unión Europea y organizaciones para discapacitados. En algunos casos recibieron respuestas en las que les agradecían la información sin ninguna promesa de acción, pero en la mayoría de los casos fueron ignorados.

En 2010, el testimonio de los voluntarios llegó a manos del defensor del pueblo para los derechos del niño en Grecia, que visitó el centro y publicó un informe condenatorio en el que resaltó "las condiciones de vida degradantes, la privación de cuidados y apoyo, el uso de sedantes, niños atados a sus camas, el uso de camas-nido de madera para niños con dificultades de aprendizaje, la vigilancia electrónica".

El informe del defensor del pueblo concluyó que las jaulas y otras prácticas que impliquen restricciones a largo plazo "son claramente ilegales y suponen una contradicción directa con la obligación de respetar y proteger los derechos humanos de los residentes" e instó al gobierno griego a adoptar medidas inmediatas para rectificar la situación. Pero después de casi 5 años, los únicos cambios son superficiales.

Una mujer del centro que declaró anónimamente a la BBC afirma que "en un turno de noche, a menudo me quedé sola con tres asistentes, que ni siquiera son enfermeros, para cuidar a más de 60 pacientes. Si surgía algún problema médico con los menores, no había nadie a quien pedirle ayuda excepto Dios".

La mujer afirma que las jaulas eran necesarias: "luchamos para que construyeran las camas enjauladas para darles a los niños más libertad. Antes de eso, los residentes estaban permanentemente atados de brazos y piernas a sus camas. En cualquier caso, los niños están acostumbrados a ellas. Les gustan".

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El doctor George Gotis, voluntario del centro desde hace más de veinte años, considera que "esta es una de las mejores instituciones para menores discapacitados, no sólo en Grecia sino en Europa".

"Muchos de estos niños profundamente discapacitados han vivido más allá del promedio de su esperanza de vida y estas camas encajadas, que fueron construidas para protegerlos de las lesiones, han jugado un rol importante en este sentido", añade.

La nueva directora del centro, Gina Tsoukala, que hace casi un año no cobra su sueldo, indica que no puede renunciar porque siente que le debe a los residentes quedarse y luchar por su causa. "Obviamente no deberíamos tener jaulas aquí, pero es imposible para nosotros funcionar sin ellas cuando estamos tan cortos de personal", afirma.

Alegar que las jaulas están ahí para la seguridad de los niños es un error, dice Steven Allen, del Centro para la Defensa de los Discapacitados Mentales (MDAC) una organización internacional de defensa de los derechos de personas con discapacidades mentales.

"Las jaulas están ahí para proteger al personal, no a los niños", sostiene.

El experto considera que estas jaulas tienen su "fundamento" en "la coerción, la restricción y hacer que la gente con discapacidad sea fácil de manejar, no de tratarlos como seres humanos con derechos. Ser retenido en una jaula es seriamente perjudicial para la salud mental de los pacientes, no tiene valor terapéutico e incluso puede ser físicamente peligroso".

"Ha habido casos en otros lugares donde las barras de las jaulas cayeron sobre los pacientes y los mataron", alerta.

Las autoridades griegas rechazaron las peticiones de la BBC para visitar otras instituciones en Atenas y Sidirokastro, en el norte de Grecia.

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