Cada 15 de noviembre la Iglesia Católica celebra a San Alberto Magno (1193/1206-1280), Doctor de la Iglesia y patrono de los estudiantes de ciencias naturales. Alberto ‘Magno’ (de Magnus, ‘grande’ en latín) fue una de las figuras centrales de la cultura medieval, reconocido y admirado por numerosas razones entre las que resalta su amor por el saber y el conocimiento.
San Alberto Magno exploró la mayoría de ramas de la ciencia de su tiempo (teología, filosofía, retórica, alquimia, botánica, etc) e inspiró a otras mentes excepcionales en la búsqueda de la verdad. Entre sus discípulos estuvo Santo Tomás de Aquino. A Alberto se le conoce como el “Doctor Universalis” (Doctor Universal) debido a su vasto conocimiento, el que fue adquirido con mucho esfuerzo y, aunque pocos lo saben, con la ayuda de la Virgen María, con quien San Alberto hizo una suerte de “trato”.
Un dominico en París
San Alberto nació en Lauingen (Alemania) entre los años 1193 y 1206. A los 16 años empezó a estudiar en la Universidad de Padua, donde conoció al beato dominico Jordán de Sajonia, quien lo animó en su vocación religiosa y a integrar la Orden de Predicadores (dominicos).
Años más tarde, Alberto obtuvo el puesto de profesor en la Universidad de París, centro intelectual de la Europa de aquel entonces. Allí se convirtió en un maestro notable. Se dice que el número de sus estudiantes llegó a ser tal que tuvo que trasladar sus clases del aula a la plaza pública, para que todos lo puedan escuchar. Esa plaza hoy evoca su nombre: la Plaza de Maubert” -contracción de “Magnus Albert” (Alberto, el Grande)-.