ROMA,
Diversos críticos han señalado recientemente que aunque el Cardenal Walter Kasper y un grupo de los obispos de Alemania han liderado la ofensiva para permitir que las personas en situaciones maritales "irregulares" (divorciados en nueva unión) reciban la Comunión, los prelados también han optado por negar los sacramentos, también la Confesión, a aquellos que decidieron dejar de pagar el 'impuesto eclesiástico' en el país.
Esta posición ha sido señalada por sus críticos como hipócrita.
En ambos casos, la posición alemana está en las antípodas de la enseñanza católica: admitir a la Comunión a aquellos a los que formalmente no está permitido, y prohibirla a aquellos a los que el Vaticano dice que pueden recibir válidamente los sacramentos.
La definición alemana de misericordia, dicen sus críticos, es un "sistema de pague por rezar", que tiene sus límites "financieros".
Los Obispos en Alemania "son notoriamente los más misericordiosos para desear otorgar la Comunión a los divorciados y vueltos a casar, pero al mismo tiempo son los más despiadados al excomulgar de facto a aquellos que se rehúsan a pagar el impuesto eclesiástico, que en su país es obligatorio por ley", escribió el vaticanista Sandro Magister el 29 de octubre, en su blog "Settimo Cielo".
El impuesto eclesiástico significó para la Iglesia en Alemania un ingreso de más de 7 mil millones de dólares tanto en 2012 como 2013.