Martin estuvo permanentemente en disputa con Prisciliano en el campo doctrinal, pero aún con eso, no dudó en mostrar su abierto rechazo al encarcelamiento y condena a muerte de Prisciliano, ordenadas por Magno Máximo, emperador romano, a consecuencia de las presiones políticas ejercidas por Idacio, obispo de Mérida.
Martín intercedió por Prisciliano ante el emperador, pero este no le hizo caso y se inclinó a favor de Idacio. Martín, golpeado por estos tristes sucesos, rompería todo vínculo con el obispo de Mérida hasta el epílogo de sus vidas, cuando se reconciliaron.
Últimas acciones pastorales
El obispo Martín fundó una comunidad denominada “Maius Monasterium” (monasterio mayor), también conocida como Marmoutier (Francia).
Las Mejores Noticias Católicas - directo a su bandeja de entrada
Regístrese para recibir nuestro boletín gratuito de ACI Prensa.
Click aquí
Además, en su afán evangelizador, dedicó los últimos 25 años de su vida a viajar por las regiones de Turena, Chartres, París, Autun, Sens y Vienne. La muerte lo encontró en Candes (actual Candes-Saint-Martin) en el año 397.
A rezar a la “capilla”
Tras su muerte, la media capa que había regalado alguna vez a aquel mendigo fue hallada y puesta en una urna, construyéndose un santuario pequeño para conservarla, uno que sirviera al mismo tiempo como lugar de culto.
Se cree que el uso del término “capilla” para designar a un templo pequeño proviene de la historia de San Martín. Como en latín “media capa” se dice “capilla”, la gente solía decir: “Vamos a orar donde está la capilla”, en alusión al santuario del santo. La costumbre devino en el uso, más corto y coloquial, de la expresión “vamos a la capilla”.
De esta forma, la palabra “capilla”, mediante su vulgarización, empezó a denotar cualquier edificación o espacio pequeño dedicado exclusivamente a la oración o la liturgia. Fue así, con este significado, como el término quedaría incorporado a muchas lenguas, incluyendo el castellano.
Patronazgos en Europa y América (el caso argentino)