Cada segundo domingo del mes de noviembre los uruguayos celebran a su santa patrona, “Nuestra Señora de los Treinta y Tres”. Por eso, sus fieles devotos peregrinan hasta su santuario, ubicado en el departamento de Florida, para honrarla y pedir su intercesión.
La Virgen que llegó desde las misiones
Cuenta la historia que una imagen de la Asunción de la Virgen fue traída desde las misiones jesuíticas guaraníes hacia la estancia llamada La Calera, donde fue colocada a la intemperie. Gracias a su ubicación prominente, la imagen de la Virgen se convirtió en ayuda para que caminantes y viajeros se orienten por el camino hacia el pueblo de Pintado, conocido hoy como Villa Vieja. Un símil perfecto de la manera como la Virgen María es “guía” en el diario caminar de todo cristiano.
Algún tiempo después, los pobladores de Pintado decidieron construir una capilla. Una vez que quedó lista, la imagen mariana fue ubicada en su interior, aunque el templo sería dedicado a la advocación de Nuestra Señora de Luján. Esa había sido la voluntad del hombre que cedió el terreno para la edificación, el indio y devoto, don Antonio Díaz.
Así pasaron los años, hasta que las duras condiciones de la zona impulsaron a los habitantes del Pintado a trasladarse, en abril de 1809, a la Villa San Fernando, en el departamento de Florida. En el nuevo lugar, un sacerdote, el Padre Santiago Figueredo, levantó otro templo dedicado a Nuestra Señora de Luján, donde sería trasladada la imagen de la Asunción del Pintado.