Cada 6 de noviembre la Iglesia Católica celebra a San Leonardo de Noblat, patrón de los prisioneros y de las mujeres parturientas.
Leonardo nació en Galia (actual Francia), probablemente entre los años 491 y 518 (no hay mayor certeza al respecto), en el seno de una familia noble de origen franco, reconocida como tal por el Imperio romano. Se cree que murió hacia el año 545.
A veces también se le designa como ‘San Leonardo de Noblac’.
Conversión: caridad y justicia en las cárceles
Leonardo pertenecía a la corte de Clovis I (Clodoveo), gran unificador de los francos, iniciador de la dinastía Merovingia. Clodoveo y Leonardo se convirtieron al cristianismo durante la navidad de 496, gracias a la compañía e influencia de San Remigio, obispo de Reims, quien les mostró el camino de la caridad y la justicia verdadera.
Leonardo obtuvo de Clovis la autorización para encargarse de los prisioneros que estaban en las cárceles y devolver la libertad a aquellos que hubiesen cumplido un castigo proporcional a su falta, según lo establecido por la justicia. En aquellos tiempos, solía suceder que los prisioneros pasasen encerrados por periodos absurdos o exagerados, sea por su desproporcionalidad o porque simplemente nadie se acordaba más de ellos, y estos se resignaban a morir en las mazmorras. Eso, sin entrar en detalles con respecto a la crueldad de las condiciones de vida.