MÉXICO D.F.,
Declarar una "huelga de Misas" como protesta y solidaridad por los hechos violentos que se registran en México, como los ocurridos en el estado de Guerrero, no es una solución, sería complicar más las cosas, "ponerle sal a la herida", declaró el Obispo de la Diócesis de Cuernavaca y responsable de la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Ramón Castro Castro.
Así respondió el Prelado en entrevista al semanario Desde la fe, luego de conocer la propuesta del poeta Javier Sicilia de establecer "paro de culto", como lo hizo en el pasado el también Obispo de Cuernavaca, Mons. Sergio Méndez Arceo, en un momento histórico muy grave para el pueblo del estado de Morelos.
"Yo creo que es una medida extrema, y quien debería de pensarlo son los obispos de Guerrero en donde está más vivo el problema. En este momento nosotros no vemos que haya necesidad de eso; si lo que está pasando en Guerrero fuera aquí, lo pensaríamos mejor, tenemos muchas heridas, todavía hay mucha violencia e inseguridad, tenemos una situación social conflictiva, pero no a ese nivel tan grave", expresó el Obispo.
Agregó que la Iglesia de Morelos ha mostrado al máximo su solidaridad espiritual con los hermanos de Guerrero mediante la oración, y también, como responsable de la Dimensión de Justicia y Paz de la CEM, "hicimos una declaración, manifestando nuestra más grande protesta y suplicando a las autoridades que haya justicia en el caso de la desaparición los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa".
"Hemos exigido que esto no vaya a quedar en la impunidad y, sobre todo, al pueblo de Dios le pedimos que no se acostumbre a la violencia, que de ninguna manera pensemos que la realidad es así, que ya no hay nada más qué hacer, que luchemos juntos por la justicia", agregó.
Es por eso que en lugar de una "huelga de Misas", lo que el país necesita en estos momentos es intensificar la oración: "saber que lo que nosotros no podemos hacer, Dios sí puede", expresó Mons. Castro Castro al recordar la invitación a la jornada de oración y ayuno que hizo el Papa Francisco por el problema de Irak.