ROMA,
La cadena perpetua es "una sentencia de muerte encubierta" porque mata el corazón y la mente de un individuo, señalan en una reciente declaración los obispos de Filipinas.
Después del reciente llamado del Papa Francisco a poner fin a la pena de muerte, la tortura y la cadena perpetua, la Comisión para la pastoral de Prisiones de la Conferencia Episcopal de Filipinas ha tomado la iniciativa, pidiendo "que la sentencia de cadena perpetua sea sustituida por la prisión con términos definidos".
En una declaración recibida por la agencia vaticana Fides, la Comisión señala que "el encarcelamiento de por vida es un concepto inhumano", que elimina toda esperanza para el prisionero, mientras que "la justicia es la que mejora, restaura y respeta la dignidad humana", ha subrayado Rodolfo Diamond, Secretario de la Comisión.
Diamante señala que la Iglesia en las Filipinas y otras organizaciones sostienen desde hace mucho tiempo que el sistema judicial tiene que pasar de la idea de "justicia punitiva" a la de "justicia restaurativa". En la justicia restaurativa, explica, a los delincuentes se les da la oportunidad de reparar el daño que han hecho, de diferentes maneras.
La Iglesia promueve una idea de justicia que "va más allá de la pena, que expresa la misericordia y la compasión". La abolición de la pena de muerte y de la cadena perpetua, indica el texto, van en la dirección de la "defensa de la dignidad de la vida humana". Todo hombre debe tener la oportunidad "de transformar y reformar su comportamiento, especialmente con la ayuda de la sociedad".
El tema es de actualidad en la sociedad filipina: los miembros de la Iglesia en las Filipinas están participando en estos días al Congreso titulado "No hay justicia sin vida" –en Manila, del 27 al 28 de octubre– que se centra en la abolición de la pena de muerte en Asia.