VATICANO,
El Papa Francisco tuvo el sábado pasado un encuentro con el Movimiento Schoenstatt. Ahí, los jóvenes le transmitieron sus inquietudes ante las amenazas del mundo de hoy, y le pidieron que les contara cuál es su secreto para mantener la esperanza y la alegría en los momentos difíciles, cómo persevera en el servicio al enfermo, al pobre y al desamparado.
A continuación, gracias a Radio Vaticana, la pregunta de los jóvenes de Schoenstatt y la respuesta del Pontífice que, entre otras cosas, alentó a ser "caraduras" como Abrahán y Moisés.
Pregunta:
Buenas tardes Santo Padre, en este año en que conmemoramos el inicio de la Primera Guerra Mundial, nos vuelve a sorprender la amenaza del odio y la división de aquellos que siguen repitiendo las palabras de Caín, como usted nos recordaba, 'a mí, qué me importa mi hermano'. Schoenstatt nace en aquel contexto adverso, y ya, desde ese momento nuestro fundador nos invita una y otra vez a tener la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios, a escuchar en los acontecimientos de la historia y de nuestra vida, en los luminosos y en los también más oscuros, la voz de Dios que nos llama a colaborar en la realización de su proyecto de amor. Nosotros, queremos responder hoy a las voces de Dios en nuestro tiempo. Santo Padre, ¿compartiría con nosotros un secreto? ¿Compartiría con nosotros su secreto? ¿Cómo mantiene usted la alegría y la esperanza a pesar de las dificultades y las guerras de nuestro tiempo? ¿Cómo persevera en el servicio al enfermo, al pobre y al desamparado?
Respuesta:
"Bueno no tengo la más pálida idea pero no importa… Un poco por personalidad, yo diría que soy medio inconsciente, ¿no? Entonces la inconsciencia lleva a veces a ser temerario, pero no sé explicar eso que usted me pregunta.