VATICANO,
En su discurso conclusivo al Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia, el Papa Francisco destacó que nunca ha estado en discusión la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la apertura a la vida en el matrimonio, que conforman "la verdad fundamental del Sacramento del Matrimonio".
El Santo Padre destacó que durante el Sínodo, al ser un "camino", se presentaron "momentos de carrera veloz, casi de querer vencer el tiempo y alcanzar rápidamente la meta; otros momentos de fatiga, casi hasta querer decir basta; otros momentos de entusiasmo y de ardor".
Hubo también, recordó, "momentos de profundo consuelo, escuchando el testimonio de pastores que llevan en el corazón sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus fieles. Momentos de gracia y de consuelo, escuchando los testimonios de las familias que han participado del Sínodo y han compartido con nosotros la belleza y la alegría de su vida matrimonial".
En este camino del Sínodo, dijo, "el más fuerte se ha sentido en el deber de ayudar al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los otros, también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación".
El Santo Padre advirtió contra la "tentación del endurecimiento hostil", que se cierra "dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu)".
"Es la tentación de los celosos, de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados 'tradicionalistas' y también de los intelectualistas".