ROMA,
Durante la Misa matutina celebrada este lunes en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco invitó a los fieles a abrirse a las sorpresas de Dios y no cerrarse ante los signos de los tiempos.
En su homilía, el Santo Padre comentó las palabras de Jesús a los doctores de la ley que le piden un signo, y los define "generación malvada". El Papa partió de este pasaje del Evangelio para detenerse sobre el tema de las "sorpresas de Dios". Y observó que tantas veces estos doctores piden signos a Jesús, y Él les responde que no son capaces de "ver los signos de los tiempos".
"Porque estos doctores de la ley no entendían los signos del tiempo y pedían un signo extraordinario (Jesús se los dijo después). ¿Por qué no entendían? Ante todo porque estaban cerrados. Estaban encerrados en su sistema, habían ordenado la ley muy bien, una obra de arte. Todos los hebreos sabían qué cosa se podía hacer, y qué cosa no se podía hacer, hasta dónde se podía ir. Estaba todo organizado. Y ellos estaban seguros allí".
Para ellos lo que hacía Jesús eran "cosas extrañas", como "ir con los pecadores, comer con los publicanos". Porque a ellos "no les gustaba, era peligroso; estaba en peligro la doctrina, esa doctrina de la ley, que ellos", los "teólogos, habían hecho a lo largo de los siglos".
Francisco reconoció que "lo habían hecho por amor, para ser fieles a Dios", pero "estaban encerrados allí". "Sencillamente habían olvidado la historia. Se habían olvidado que Dios es el Dios de la ley, pero que también es el Dios de las sorpresas". Por otra parte, señaló, "también a su pueblo Dios le ha reservado sorpresas tantas veces", como cuando los ha salvado "de la esclavitud de Egipto".
"Ellos no entendían que Dios es el Dios de las sorpresas, que Dios es siempre nuevo; que jamás reniega de sí mismo, que jamás dice que lo que había dicho era incorrecto. Jamás. Pero nos sorprende siempre. Y ellos no entendían y se encerraban en aquel sistema hecho con tanta buena voluntad, y pedían a Jesús: '¡Pero danos una señal!'. Y no entendían los tantos signos que Jesús hacía y que indicaban que el tiempo estaba maduro. ¡Cerrazón! Segundo, habían olvidado que ellos eran un pueblo en camino. ¡En camino! Y cuando nos encaminamos, cuando uno están en camino, siempre encuentra cosas nuevas, cosas que no conocía", explicó.