VATICANO,
Al presidir la Misa de acción de gracias por la canonización de Santa María de la Encarnación y de San Francisco de Montmorency-Laval, misioneros en Canadá, el Papa Francisco aseguró que el diablo es envidioso, y no tolera que la Tierra sea fecunda en misioneros.
El Santo Padre recordó "la profecía de Isaías: 'El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros', y señaló que "estas palabras, llenas de la esperanza de Dios, indican la meta, muestran el futuro hacia el cual nos dirigimos. En este camino los santos nos preceden y nos guían.
"Estas palabras también delinean la vocación de los hombres y mujeres misioneros".
Citado por Radio Vaticano, Francisco explicó que "los misioneros son aquellos que, dóciles al Espíritu Santo, tienen el valor de vivir el Evangelio. También este Evangelio que acabamos de escuchar: 'Vayan a los cruces de caminos' dijo el rey a sus siervos. Así que los siervos salieron y reunieron a todos los que encontraron, 'buenos y malos', para llevarlos al banquete nupcial del rey".
El Papa dijo que "los misioneros acogieron esta llamada: salieron a llamar a todos, en los cruces del mundo; y así hicieron tanto bien a la Iglesia, porque si la Iglesia se detiene y se cierra se enferma, se puede corromper, ya sea con pecados que con la falsa ciencia separada de Dios, que es el secularismo mundano".
"Los misioneros han dirigido la mirada a Cristo crucificado, han acogido su gracia y no la han tenido para sí mismos. Como San Pablo, se han hecho todo para todos; han sabido vivir en la pobreza y en la abundancia, en la saciedad y el hambre; pudieron todo en Aquel que les daba fuerzas".