VATICANO,
"Hay que amar realmente a las familias necesitadas", exhortaron ayer por la tarde los obispos reunidos en la Segunda Congregación General del Sínodo de la Familia, donde reiteraron que "el matrimonio es y sigue siendo un sacramento indisoluble" y que la Iglesia debe acercarse a las parejas en dificultad "con comprensión, perdón y misericordia".
Según informó la Santa Sede, con el encuentro de ayer se abrió la discusión en la asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que de acuerdo con el orden del Instrumentum Laboris, abordó ''El designio de Dios acerca del matrimonio y la familia'' y ''Conocimiento y Recepción de la Sagrada Escritura y los documentos de la Iglesia sobre matrimonio y familia''.
Durante el encuentro, los obispos reiteraron el papel de la familia dentro de la sociedad y la necesidad de adaptar el lenguaje de la Iglesia para que la doctrina acerca de ella, la vida y la sexualidad se entienda correctamente.
"Hay que entablar un diálogo con el mundo, siguiendo el ejemplo del Concilio Vaticano II, es decir con una apertura crítica pero sincera. Porque si la Iglesia no escucha al mundo, el mundo no escuchará a la Iglesia. Y el diálogo puede basarse en cuestiones importantes, como la igual dignidad de hombres y mujeres y el rechazo de la violencia", expresaron los obispos.
Asimismo, se habló de la necesidad de involucrar a los laicos en el anuncio de la Buena Nueva, destacando su carisma misionero. "La evangelización no debe ser una teoría despersonalizada, al contrario, tiene que llevar a que las mismas familias den, concretamente, testimonio de la belleza y de la verdad evangélicas".
En ese sentido, se indicó que el reto "es pasar de una situación defensiva a una propositiva y activa, relanzando el patrimonio de la fe con un lenguaje nuevo, con esperanza, ardor y entusiasmo", con testimonios convincentes y creando un puente entre el lenguaje de la Iglesia y el de la sociedad.