ROMA,
Mubarack Hano tiene 74 años de edad y su esposa Agnese 68. Ambos llegaron hasta el Vaticano y fueron acogidos por el Papa Francisco ante quien presentaron el dolor de los cristianos en Irak.
El Papa Francisco los recibió en el Vaticano el 28 de septiembre, durante el Encuentro de ancianos y abuelos en la Plaza de San Pedro, donde compartieron su dramática experiencia de persecución.
"El Papa Francisco se alzó en pie y vino a nuestro encuentro. Nos ha acogido, nos ha abrazado, y hemos sentido realmente que era un padre que quiere ver a sus hijos que vienen desde lejos. Nos ha dado fuerzas, fue como el papá que da coraje y esperanza, ya no nos sentimos solos. El Papa es nuestro portavoz, que hace saber al mundo todos nuestros sufrimientos, él sufre con nosotros y tenemos la esperanza de que haga llegar nuestro mensaje a todo el mundo", explicaron en una entrevista concedida a ACI Prensa el 29 de septiembre en el Vaticano.
El matrimonio trasladó al Papa los deseos de todos los cristianos del país para que visite la nación cuando la situación lo permita. "Le hemos invitado a Irak y él ha dicho que con ganas vendría, pero también depende del momento y de muchas otras cosas. Nos ha dado una esperanza y nosotros ahora nos sentimos más fuertes", añadieron.
Mubarack y Agnese, casados desde hace 51 años, volverán en los próximos días junto a su familia, diez hijos y doce nietos al campo para refugiados de Erbil, donde viven desde hace algunas semanas. Uno de sus hijos es sacerdote, se llama Jonas, y trabaja ayudando a las familias cristianas en la zona. "Está muy contento de nuestro encuentro con el Santo Padre y para él es una esperanza más", explicaron.
El pasado 6 de agosto, el matrimonio y su familia fueron expulsados por ISIS de su ciudad natal, Qaraqosh, a pocos kilómetros de Mosul. Lo perdieron todo: su casa, su trabajo, su templo. La cruz de su parroquia fue reemplazada por la bandera negra del Estado Islámico.