Cada 30 de septiembre, la Iglesia Católica celebra a San Jerónimo (c. 340 - 420), el más célebre traductor de la Biblia de toda la historia. Forma parte del grupo de los Padres de la Iglesia latina al lado de San Agustín, San Ambrosio y San Gregorio. San Jerónimo ostenta además el título de Doctor de la Iglesia.
Jerónimo de Estridón, como también se le conoce, fue el gran traductor de la Biblia en los tiempos antiguos (siglo IV). Por la pulcritud de su trabajo y su profundo conocimiento, tanto de la Escritura como de las lenguas antiguas (el hebreo, el griego y el latín), dejó una huella imborrable en la tradición exegética de la Iglesia.
San Jerónimo tradujo los distintos libros que componen la Biblia (libros canónicos) al latín, tomando como punto de partida los textos antiguos en sus lenguas originales, es decir, las versiones en griego y en hebreo del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Como se sabe, el latín fue la lengua más importante de su tiempo y hasta el día de hoy se le considera la lengua oficial de la Iglesia Católica. Esta titánica labor la realizó Jerónimo por encargo del Papa Dámaso I (p.366-384).
Por eso, para la Tradición, este santo representa el amor a la Palabra de Dios por antonomasia, amor que expresó de la siguiente manera: "Ama la sagrada Escritura, y la sabiduría te amará; ámala tiernamente, y te custodiará; hónrala y recibirás sus caricias”.
La Vulgata
Eusebio Hierónimo (Jerónimo) nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340. Estudió en Roma y allí fue bautizado. Luego se trasladó a Oriente, donde sería ordenado presbítero. Después de retornar a Roma, se convirtió en secretario del Papa Dámaso.