Cada 27 de septiembre la Iglesia Católica celebra a San Vicente de Paúl, sacerdote francés, pionero de las obras sociales católicas en los tiempos modernos y, fundamentalmente, un ejemplo de caridad inagotable.
Profesó una devoción muy grande a la Virgen María, a quien consideraba inspiración y protectora de su obra. “Si se invoca a la Madre de Dios y se la toma como Patrona en las cosas importantes, no puede ocurrir sino que todo vaya bien y redunde en gloria del buen Jesús, su Hijo”, hacía notar.
San Vicente de Paúl es el patrono de las obras de caridad. Entre muchas grandes iniciativas, este santo destaca por ser el fundador de la Congregación de la Misión, cuyos miembros son llamados vicentinos, así como de las Hijas de la Caridad, más conocidas como vicentinas. Sin que pueda ser puesto en duda, San Vicente de Paúl fue una de las figuras más representativas del catolicismo francés del siglo XVII.
Primeros años
Vicente de Paúl de Moras nació en Francia en 1581, en el seno de una familia de campesinos. Sobre estos datos hay bastante claridad, aunque subsiste la polémica sobre el lugar donde habría nacido.
Dos localidades se disputan hoy el lugar de su nacimiento: la aldea de Pouy, a la que desde el siglo XIX se le llama Saint-Vincent-de-Paul en su honor; y Tamarite de Litera, localidad donde nacieron sus padres.