VATICANO,
No se puede comprender a Cristo Redentor sin la cruz, sin que esté dispuesto a llevarla con Jesús. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Cristiano es igual a "cireneo". El hecho de tener fe está en esta identificación: se pertenece a Jesús si se sostiene con Él el peso de la Cruz. De lo contrario se recorre una vía "buena" aparentemente, pero no "verdadera". El Santo Padre inspiró su reflexión en el Evangelio del día, en que Cristo pregunta a sus discípulos qué dice la gente sobre Él.
Según señala la nota de Radio Vaticana, Francisco observó que el episodio se enmarca en el contexto del Evangelio en que Jesús custodia "de modo especial su verdadera identidad". Y recordó que en varias ocasiones, cuando "alguien se acercaba" a comunicarla, "lo detenía", así como impide también varias veces al demonio que revele su naturaleza de "Hijo de Dios" venido a salvar al mundo. Esto, explicó el Papa, para que la gente no se equivocara y pensara en el Mesías como en un conductor, llegado para echar a los romanos. Sólo en privado, a los Doce, Jesús comienza a "hacer la catequesis sobre su verdadera identidad".
"El Hijo del hombre –dijo el Papa– es decir el Mesías, el Ungido, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los escribas, ser asesinado y resucitar. Éste es el camino de su liberación. Éste es el camino del Mesías, del Justo: la Pasión, la Cruz. Y a ellos les explica su identidad. Ellos no quieren comprender y en el pasaje de Mateo se ve cómo Pedro rechaza esto: '¡No! ¡No! Señor…'. Pero comienza a abrir el misterio de su propia identidad: 'Sí, yo soy el Hijo de Dios. Pero éste es mi camino: debo ir por este camino de sufrimiento".
Es ésta, afirmó el Papa Francisco, la "pedagogía" que Jesús utiliza para "preparar los corazones de los discípulos, los corazones de la gente, para comprender este Misterio de Dios".
"Es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado, que Él nos salva así: con esta identidad en la Cruz. No se puede comprender a Jesucristo Redentor sin la Cruz: ¡no se lo puede comprender! Podemos llegar a pensar que es un gran profeta, hace cosas buenas, que es un santo. Pero a Cristo Redentor sin la Cruz no se lo puede comprender. Y los corazones de los discípulos, los corazones de la gente no estaban preparados para entenderlo. No habían entendido las Profecías, no habían entendido que, precisamente era Él, el Cordero para el sacrificio. La gente no estaba preparada".