ASUNCIÓN,
En una carta pública que firma como "ex-obispo de Ciudad del Este", Mons. Rogelio Livieres, destituido hoy por decisión de la Santa Sede, señaló que "no hay que temer rebeldía alguna. Los fieles han sido formados en la disciplina de la Iglesia".
En una carta abierta dirigida al Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos, Mons. Livieres se refirió a la intervención de la diócesis de Ciudad del Este, algo que tal vez se deba "al temor de que la mayoría del pueblo fiel reaccione negativamente ante la decisión tomada". En cualquier caso, precisa, "no hay que temer rebeldía alguna. Los fieles han sido formados en la disciplina de la Iglesia y saben obedecer a las autoridades legítimas".
Luego de afirmar que hubieron diversas personas vinculadas al Episcopado paraguayo que se opusieron a su designación como Obispo y tras criticar las filtraciones de la información en este caso, Mons. Livieres afirma que "como hijo obediente de la Iglesia, acepto, sin embargo, esta decisión" de la Santa Sede.
Tras pedir perdón por sus errores "a Dios y a quienes hayan sufrido por ello", el Prelado sostuvo que ahora en el país "se busca imponer una unidad basada, no sobre la ley divina, sino sobre acuerdos humanos y el mantenimiento del statu quo".
El Obispo se refirió también al Seminario que promovió de acuerdo "a las normas de la Iglesia" y señaló luego que, en Paraguay, un criterio de "unidad eclesiástica es la convivencia acrítica entre nosotros basada en la uniformidad de acción y pensamiento, lo que excluye el disentimiento por defensa de la verdad y la legítima variedad de dones y carismas. A esta uniformidad ideológica se la impone con el eufemismo de 'colegialidad'".
"El que sufre las últimas consecuencias de lo que describo es el pueblo fiel, ya que las Iglesias particulares se mantienen en estado de letargo, con gran éxodo a otras denominaciones, casi sin vocaciones sacerdotales o religiosas, y con pocas esperanzas de un dinamismo auténtico y un crecimiento perdurable".