Cada 21 de septiembre la Iglesia Católica celebra a San Mateo, Apóstol y evangelista. San Mateo vivió en Cafarnaúm, a orillas del lago de Galilea, y fue elegido por Jesús para integrar el grupo de los Doce.
Leví, el recaudador de impuestos
Mateo fue hijo de Alfeo y llevó el nombre de ‘Leví’ antes de su conversión, según lo atestiguan San Marcos y San Lucas en sus respectivas narraciones del Evangelio. Leví ejerció el oficio de ‘publicano’, es decir, se desempeñó como recaudador de impuestos.
Los publicanos solían ser personajes acaudalados pero, al mismo tiempo, objeto del repudio general: primero, porque los impuestos que recaudaban eran considerados excesivos e injustos por los judíos (el caudal mayor iba a manos de los romanos invasores); y, segundo, porque se enriquecían a costas de la miseria del pueblo al que pertenecían.
Estos motivos eran suficientes para que fuesen considerados “pecadores públicos” y personajes corruptos según la Ley de Dios.