TIRANA,
Esta mañana, el Papa Francisco presidió la única Misa prevista para su viaje a Albania en la Plaza Madre Teresa de Tirana, y resaltó que esta nación es una tierra de mártires y recordó que Dios nunca defrauda porque está siempre con nosotros, especialmente en los momentos más difíciles.
Bajo la lluvia, unas 200 mil personas llegaron a los alrededores de la Plaza para ver al Pontífice y acompañar la Eucaristía. En su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre el pasaje en el que Jesús envía a 72 discípulos para anunciar el Reino de Dios a todos los pueblos, una tarea en la que todo católico debe sentirse comprometido actualmente.
Tras señalar que en ocasiones los discípulos de Cristo no son bien recibidos, el Papa dijo que "hasta hace poco, también las puertas de su País estaban cerradas, cerradas con los cerrojos de la prohibición y las exigencias de un sistema que negaba a Dios e impedía la libertad religiosa. Los que tenían miedo a la verdad y a la libertad hacían todo lo posible para desterrar a Dios del corazón del hombre y excluir a Cristo y a la Iglesia de la historia de su País, si bien había sido uno de los primeros en recibir la luz del Evangelio".
"Pensando en aquellos decenios de atroces sufrimientos y de durísimas persecuciones contra católicos, ortodoxos y musulmanes, podemos decir que Albania ha sido una tierra de mártires: muchos obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos pagaron con la vida su fidelidad. No faltaron pruebas de gran valor y coherencia en la confesión de la fe. ¡Fueron muchos los cristianos que no se doblegaron ante la amenaza, sino que se mantuvieron sin vacilación en el camino emprendido!"