MADRID,
Mons. Demetrio Fernández ha enviado su carta pastoral sobre la próxima festividad de la exaltación de la Santa Cruz que se celebrará el 14 de septiembre. En la carta el Obispo recuerda que "el centro de la religión cristiana es una persona, se llama Jesucristo. Y el centro de la vida de Jesucristo y de su misión redentora se contiene en la santa Cruz y en su gloriosa resurrección".
En ese sentido, Mons. Fernández precisa que "la novedad cristiana consiste en que el Hijo de Dios, hecho hombre por amor, se ha entregado hasta la muerte de cruz para rescatarnos del pecado y hacernos partícipes de la filiación divina, hacernos hijos de Dios. Todo este misterio tiene un símbolo, un icono: la santa Cruz. La Cruz es la señal del cristiano".
El Obispo de Córdoba explica el sentido de esta festividad recordando la palabras del Evangelio: "Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí", por lo que "Jesucristo que, clavado en la Cruz se ha convertido en punto de atracción para todos los hombres".
En ese sentido, Mons. Fernández afirma que "no deja de ser sorprendente que un ejecutado en la pena capital de la crucifixión, un crucificado, se haya convertido en el emblema del más alto amor en la historia de la humanidad", "en la locura de la cruz está la salvación del mundo entero, porque en ella se ha expresado el amor más grande, que ha convertido la cruz en la cátedra del amor".
Por eso asegura que como "dato histórico, Jesús crucificado, se ha convertido por su gloriosa resurrección en icono de salvación, de alegría, de redención para todos", "la cruz de Cristo no fue un accidente desagradable o un final trágico inesperado", y afirma que precisamente en la cruz de Cristo aparece "el amor profundo de Dios por los hombres".
El Obispo de Córdoba asegura que cuando llega el sufrimiento a nuestra vida la reacción inmediata es de repulsa, es cuando hay que mirar a Cristo en la Cruz. "Entonces entendemos lo que nunca habíamos entendido: que el sufrimiento vivido con amor tiene sentido, que el sufrimiento vivido así es redentor, es saludable, nos hace más humanos y más divinos".