MADRID,
El sacerdote dominico Jo Soung, conocido como el P. Domingo y radicado en Corea del Sur, reveló los desafíos de la pastoral con los refugiados que llegan de Corea del Norte, país donde debido al estricto control comunista, solo el diez por ciento de la población ha oído hablar del Evangelio.
Una vez al mes se celebra en Seúl una Misa por la paz y la reconciliación en Corea. En esta ocasión la Misa por la unión de las dos Coreas fue celebrada por el Papa. Entre las miles de personas que asistieron se encontraba un grupo de 30 religiosos y sacerdotes norcoreanos. Pertenecen a las diócesis de Piongyang, Won-san y Ham-heung aunque llevan desde los años 50 viviendo en Corea del Sur. Eran seminaristas durante la guerra y tuvieron que escapar de su país para poder seguir adelante con su vocación.
Se calcula que actualmente hay unos 3.000 católicos en Corea del Norte, pero ningún sacerdote para asistirles. Porque desde que se estableció el régimen comunista en el país hacia 1948 las propiedades de las diócesis se confiscaron. Un año más tarde no quedaba un sacerdote en el país porque o bien fueron arrestados o desaparecieron.
Y es que aunque en la Constitución de Corea del Norte se recoge que el ciudadano norcoreano tiene libertad de practicar cualquier creencia religiosa siempre y cuando no emplee la misma para introducir fuerzas extranjeras al país y perturbar el orden social. Pero la realidad es bien distinta. Porque según explica el P. Jo Soung Ha: "Cualquier muestra pública de religión está castigada con la muerte".
"Se calcula que alrededor de unas 1.500 personas escapan cada año de Corea del Norte", afirma el sacerdote, también conocido como P. Domingo, de la orden de los Dominicos y encargado de la pastoral con refugiados norcoreanos en Seúl. Aunque se trata de una labor muy difícil, el P. Domingo asegura que su ilusión sería poder llevar el Evangelio a sus vecinos del Norte y volver a activar la diócesis de Piongyang. "En este momento estoy estudiando un curso de Derecho norcoreano para prepararme para en el futuro dedicarme exclusivamente al apostolado relacionado con este país", explica en declaraciones a ACI Prensa el pasado sábado.
En su sueño por llevar el Evangelio a Corea del Norte el P. Domingo ha visitado en varias ocasiones el país, aunque siempre de incógnito. "Fui hace unos años con un grupo de turistas que visitaban el Monte Kumgang cerca de la frontera entre las Coreas. En alguna ocasión esos viajes sirvieron para que familiares separados pudieran reencontrarse. Aunque poco después esos viajes fueron suspendidos por el gobierno norcoreano", afirma.