MADRID,
El P. Gabino Gorostieta es el superior de los hermanos de San Juan de Dios en la comunidad de Pamplona (España), comenta el caso de Miguel Pajares, el misionero español repatriado por haber contraído el ébola; y narra además la sacrificada labor de la orden en Liberia y Sierra Leona en donde asisten a una gran cantidad de personas.
En declaraciones al diario NoticiasdeaNavarra.com, el sacerdote explica que en África occidental "la orden tiene dos hospitales, uno en Sierra Leona y otro en Liberia, que están bajo la orden hospitalaria San Juan de Dios y concretamente hasta hace unos años dirigidos por la dirección de España. Se dedican a todo tipo de enfermedades y de cirugía dentro de lo que se puede hacer en África".
"Además siempre hemos tenido conexión con alguna ciudad, entonces se suelen hacer desplazamientos a Lunsar (Sierra Leona), desde el hospital de Barcelona para hacer intervenciones especiales que las preparan, etcétera. El de Liberia es el hospital más técnico y podría decir más desarrollado de todo el África occidental, porque en Liberia no había más que otro hospital público llamado Kennedy que creo que es a donde están llevando un poco almacenadamente a estos enfermos de ébola".
Además, precisa, "parece que la mayoría de gente no quiere ir o se escapan porque tienen ritos para no desprenderse del cuerpo, cosas muy misteriosas para nosotros".
Sobre la crisis sanitaria en la región, el P. Gorosieta afirma que, en general, el asunto "siempre ha sido muy débil, los hospitales están trabajando como pueden. Hasta hace unos años los médicos, incluso algo de personal de enfermería profesionalizado, era europeo. Pero últimamente hay algún empleado europeo, americano o filipino pero ya hay bastantes médicos nativos".
"Las estructuras de los hospitales no tienen que ver nada con lo nuestro, yo creo que mucha gente de aquí preferiría morir en la calle antes que entrar a muchos hospitales que hay en África. La mayoría de la gente que es del 'bosque' están siempre con las medicinas alternativas, que no son como las de Europa, las medicinas que hay allí son de mago, de los 'demonios' que parece que existen en todas las personas. Uno va allí y no tiene nada que ver la vida y los hospitales y los centros con lo que estamos viendo en Europa".