LIMA,
La fractura del entorno familiar y la creciente violencia se encuentran entre las causas que han agudizado la crisis de menores migrantes de El Salvador a Estados Unidos.
En los últimos meses, con la ilusión sembrada por mafiosos y traficantes de personas de obtener fácilmente beneficios de salud y ciudadanía, decenas de miles de menores, sin compañía de sus padres ni adultos que se puedan responsabilizar de ellos, han ingresado ilegalmente a Estados Unidos.
En declaraciones a ACI Prensa el 8 de agosto, Roger Milton Herrera, del Semanario Orientación, medio oficial del Arzobispado de San Salvador (El Salvador), advirtió que "en El Salvador campea la percepción de inseguridad, un temor general de convertirnos en víctimas de un hecho delincuencial o de abusos debido a la pérdida de valores y fractura del entorno familiar".
"Todos sentimos esa precariedad, y por supuesto nuestros jóvenes, niñas y niños que no pueden racionalizar ese tipo de hechos. Esta posible victimización está tan arraigada desde los centros de estudio (rivalidad entre instituciones), lugar de residencia (ya que las pandillas pelean por dominar un territorio concreto), así como la misma familia (abusos, irrespeto, golpes, amenazas, entre otros)".
Herrera indicó que "quienes han sido afectados -directa o indirectamente- por este tipo de hechos consideran como la alternativa más viable abandonar el país, máxime si ya hay familiares en el extranjero que les pueden patrocinar esa travesía, o ayudar a iniciar su vida en nuevo país".
El periodista católico explicó que la migración de El Salvador a Estados Unidos encuentra explicación en los problemas de educación, desempleo y pobreza, así como en "una visión sesgada que nos dice que la vida afuera de las fronteras nacionales siempre será favorecedora y mucho mejor en todo sentido".