ROMA,
El caso de Gammy, el bebé con síndrome de Down nacido de un vientre de alquiler en Tailandia y que habría sido abandonado por la pareja australiana que lo concibió, pone en evidencia el lado más polémico del negocio de la maternidad subrogada y un falso "derecho al hijo perfecto".
A fundraising drive to help baby #Gammy abandoned in Thailand raises more than $200k http://t.co/81NjH81mBm pic.twitter.com/rcRqnOIU40
- ABC News (@abcnews) agosto 3, 2014
Hace unos días, la joven Pattaramon Chanbua denunció que dio a luz a mellizos y que la pareja que la contrató a través de una agencia de vientres de alquiler se llevó a Australia solo a la niña que nació sin síndrome de Down. La noticia dio la vuelta al mundo y tuvo un dramático giro luego que se supiera que el padre biológico estuvo en prisión por abusar de tres menores en la década de los '90s.
La pareja, que pagó 13 mil dólares a Chanbua, una madre soltera de 21 años con dos hijos pequeños, negó las acusaciones y afirma que la agencia que organizó todo no le informó de la existencia de Gammy cuando los niños nacieron en diciembre del año pasado.
Chanbua niega la afirmación de los esposos y ahora quiere la custodia de la niña, luego que el diario The Australian denunciara que el padre biológico tiene un historial de abuso infantil.
Sobre este caso, en declaraciones a Radio Vaticano, el profesor de bioética de la Universidad de Bari y Presidente de la Asociación de Médicos Católicos Italianos, Filipo Maria Boscia, recordó que "cuando la técnica deja creer que todo es posible, el individuo interpreta 'que puede todo' y su deseo se convierte entonces en un derecho, y el mismo individuo intenta hacer valer siempre con la fuerza tal derecho ante todas las autoridades sociales".