ROMA,
Bajo el lema "Yo soy un cristiano iraquí", decenas de jóvenes cristianos y musulmanes pertenecientes a organizaciones de la sociedad civil se congregaron este domingo 20 en la iglesia de San Jorge, en Bagdad (Irak), para manifestar su solidaridad con los cristianos expulsados de Mosul y otras regiones por los yihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante.
Los promotores de la iniciativa exigen a la comunidad internacional y al gobierno local una rápida intervención para detener esta situación que lleva a la persecución y el desplazamiento de miles de habitantes a causa de su fe.
Recientemente, el autoproclamado califato islámico fijó en 450 dólares mensuales la jizya o impuesto que deben abonar los no musulmanes que deseen permanecer en el territorio que han tomado en Irak y Siria.
La escalada de odio anticristiano se extendió con la quema de iglesias, conventos y hasta el mismo Obispado de Mosul; destruyeron estatuas marianas y cruces, y obligan a los cristianos a dejar sus casas o convertirse al Islam bajo amenaza de muerte.
A la vigilia asistió el Patriarca caldeo, Mons. Louis Sako, la diputada y activista por los derechos humanos Shirouk Alabayachi, y otras figuras de renombre nacional. En su discurso, Mons. Sako señaló que lo que está ocurriendo con los cristianos en la ciudad de Mosul "es un desastre contra la humanidad".
Por su parte, el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Cardenal Leonardo Sandri, expresó su solidaridad con los cristianos perseguidos en Irak al presidir en Los Ángeles la fiesta de San Charbel junto con la comunidad católica libanesa de rito maronita.