MOSUL,
En medio del creciente conflicto en Medio Oriente por grupos armados fundamentalistas, familias cristianas y musulmanas se han visto obligadas a abandonar sus casas para buscar refugio.
A pesar del conflicto, cada vez más creciente que se vive en Irak, la Iglesia Católica abre sus escuelas, jardines de infancia y salas parroquiales para cristianos y musulmanes, tal como comenta el Arzobispo de Mosul, Mons. Amel Nona.
"Acogemos a todos, ya sean cristianos o musulmanes. Así nos lo enseña nuestra fe: ayudar a todos, independientemente de su religión. Dios ama a todos; por eso debemos ayudarles a todos".
Un claro ejemplo se da en Alkosh, un pueblo cristiano situado a 20 kilómetros de Mosul, en donde se ha acogido a 500 familias cristianas y 150 musulmanas. Mientras que en Tikef se han establecido 700 familias de refugiados.
"Hemos dejado todo en Mosul. Solo pudimos traer lo que llevábamos en el cuerpo, documentos y unas pocas bolsas; esto es todo lo que nos ha quedado. No sé si podremos volver algún día. Tampoco sé qué nos deparará el futuro", dice Habib, un católico caldeo.
En esta realidad, el Arzobispo Nona también se ha convertido en un refugiado más, después de huir de Mosul tras la conquista de esta ciudad por parte del ejército fundamentalista del Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIL).